La actitud del presidente del Parlamento de Andalucía significó el pasado 22 de julio, un grave atentado contra la democracia al impedir a colectivos con cita fijada previamente, reunirse con parlamentarios de Izquierda Unida. Es más: dio instrucciones a los servicios de seguridad de la cámara para que tras prohibir el paso a las citas previas, se impidiese la comunicación con el interior y evitar que fuera notificado al grupo parlamentario el bloqueo del paso.
Esta actuación, inédita en cuanto se refiere a cargos públicos y representantes directos salidos de elecciones democráticas, podría sentar peligrosos antecedentes, al castigar a alcaldes legí-timos pertenecientes a una determinada organización política, e impedir el uso de las institu-ciones democráticas para reivindicar una serie de derechos. De ahí la exigencia al presidente del parlamento para que pida públicamente disculpas a los colectivos y a los parlamentarios afectados y, por extensión, a todas las andaluzas y andaluces. Del mismo modo se exige a la Mesa del parlamento que arbitre medidas para que nunca jamás se vuelvan a repetir hechos tan lamentables para la dignidad de la cámara de parlamentarios y tan perniciosos para la demo-cracia misma.
Antonio Maíllo ha recordado que en ningún presidente hasta el actual, se había encontrado con una actitud tan intempestiva, torpe y desproporcionada.